Non puiden ver onte o Tour porque tocaba o pracer de mergullarse nas frías e transparentes augas da Lanzada, mirando para as Ons e para o horizonte que para en Nova Iorque. E, polo que souben á noite, máis me valeu, porque a desilusión, a decepción é total. Hoxe leo en EL PAÍS unha crónica insólita, escrita, por suposto, antes de que o Rasmussen fixera mutis polo "forro". Alí vese descrita a peripecia duns homes heroicos que aspiran ao Aubisque, o máis próximo á gloria. E, sen embargo, o lector desdí e desminte a cada paso esas probas épicas e convírteas en algo que non existiu. A etapa, logo, non foi. E eu, por tanto, nada perdín onte. Os que estiveron diante da televisión ou amoreados nas costas dos pirineos non presenciaron nada. Eso é o triste, a amarga comprobación de que o Tour (o touriño) xa non é. E iso que disque quedan días ata o domingo. Pero os Campos Elíseos non agardan por ninguén.
4 commenti:
Si, é triste. Mira que levamos dous tours bonitos, pelexados, agora que non está armstrong. E con todo isto, mesmo faiche dubidar de contador, evans, pereiro...
Todo perde sentido
Xa non quedan eroes, Arumes, polo menos vestidos de amarelo.Un bico.
Confiemos, por moito que un xa teme que o próximo de amarelo se convirta no próximo trapalleiro descuberto.
Confiemos. E non se esquece que a Pareiro débenlle un amarelo; sen trapallada.
La noche de Rasmussen nuestro equipo dormía en el mismo hotel que el Rabobank con lo que uno ya se puede imaginar lo que nos tocó vivir. Fue una vergüenza y lo que me demuestra que hay mucha gente metida en esto por el morbo que genera. A la carrera han llegado periodistas, televisiones que no habían estado ni un solo día. Y de repente aparecieron todos en el hotel del Rabobank. La escena era increíble con la gente comiendo hamburguesas en la puerta esperando a la policía, a los ciclistas, lo que fuera. Es difícil quitarse la sensación de tristeza que vivimos ahora mismo por culpa de este circo que se ha montado. Juro que lo único en lo que pienso es en terminar la carrera cuanto antes y volver a casa. Y ayer -por el miércoles- pensaba en todo esto mientras veía a la gente que sólo estaba esperando a la puerta de nuestro hotel para ayudar a destruir un poco más nuestro deporte.
La verbena siguió por la mañana. Yo traté de escapar de todo porque no me sentía con fuerzas y bajé del autobús con el tiempo justo para firmar y nada más. Pero me dio tiempo a ver algunos incidentes con corredores del Rabobank y espectadores; o para escuchar abucheos a algunos ciclistas cuando firmaron como fue el caso de Contador. ¿Qué culpa tendrá el pobre chaval de la que se está organizando a su alrededor? Pero esto es así. Se está montando un circo enorme alrededor del ciclismo y yo no tengo muchas ganas de participar de él. La etapa fue silenciosa, la gente apenas hablaba en el pelotón. Yo tuve la ocasión de conversar un rato con Menchov, compañero de Rasmussen. Estaba muy tocado por lo que les acababa de suceder. Tenía pensado marcharse de la carrera el viernes, pero no encontró fuerzas para llegar a meta hoy. Se bajó de la bicicleta y de verdad que le entiendo.
Sobre lo sucedido con Rasmussen sólo puedo decir que a él no lo ha echado el equipo, sino las presionas que han llegado de todas partes para que se marchase a casa sin más pruebas que una sospecha y la ausencia a unos controles. Entiendo que en días así tendría que pararse la carrera y que no se disputase la etapa. Hay que hacer algo para salvar a este deporte, para recuperar el respeto a los ciclistas que es algo que se ha perdido de forma evidente en los últimos días. Pero no hay manera. Las cosas van cada vez a peor y uno ya no sabe muy bien el punto al que vamos a llegar. De verdad que cuesta trabajo entender lo que sucede y las razones por las que al ciclismo sólo se le ponen piedras en el camino. Y me cuesta trabajo entender el papel que el Rabobank ha desarrollado en toda esta historia.
Y por último, no quería olvidar lo sorprendente que supone ver la rapidez con la que este año se han quitado de en medio a Rasmussen. Sobre todo cuando hace un año que Landis dio positivo y aún estamos esperando a ver qué sucede con aquel Tour. Es todo tan increíble que es comprensible que la gente pierda la fe. De verdad que sólo pienso en volver a casa, ver a mi niño, a mi mujer, a mi familia, a mis amigos y empezar a preparar la Vuelta porque ese es mi trabajo.
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